Detrás de sus ojos

Última novela publicada en español de la escritora Sarah Pinborough

Amanecer

Novela de ciencia ficción de la escritora Octavia Butler.

Planetas invisibles

Reseña de "Planetas invisibles", antología de ciencia ficción china traducida por Ken Liu.

Críticas de series.

Repaso a las series vistas en los últimos meses: Big Little Lies, Doctor Who, Jane the Virgin, Orphan Black, Iron Fist, Please Like Me, The Defenders y Veep.

Doctor Who

Impresiones sobre la serie de ciencia ficción, desde su etapa clásica.

21/6/11

Choque de reyes #1


Decidme, ¿habéis tenido tiempo de meditar sobre el acertijo que os planteé hace unos días en la posada?
— Le he dado algunas vueltas —reconoció Tyrion—. El rey, el sacerdote, el hombre rico... ¿quién vive y quién muere? ¿A quién obedecerá el espadachín? Es un acertijo sin respuesta; mejor dicho, con demasiadas respuestas. Todo depende de cómo sea el hombre de la espada.
— Pero, en realidad, el hombre de la espada no es nadie —señaló Varys—. No tiene corona, ni oro, ni el favor de los dioses, sólo un trozo de acero afilado.
— Ese trozo de acero es el poder de la vida y la muerte.
— Exacto. Pero, si en realidad quien nos gobierna es el hombre de armas, ¿por qué fingimos que son nuestros reyes los que ostentan el poder? ¿Por qué un hombre fuerte con una espada se plantearía jamás obedecer a un niño rey como Joffrey, o a un idiota borracho como su padre?
— Porque esos niños reyes y esos idiotas borrachos pueden llamar a otros hombres fuertes, con otras espadas.
— Entonces serían esos otros guerreros los que en realidad tendrían el poder. ¿O no? ¿De dónde salen sus espadas? ¿Por qué obedecen? —Varys sonrió—. Hay quien dice que el conocimiento es poder. Hay quien dice que el poder deriva de los dioses. Otros dicen que el poder lo da la ley. Pero aquel día, en los peldaños del Sept de Baelor, nuestro piadoso Septon Supremo, la legítima reina regente y vuestro seguro servidor, con todos sus conocimientos, estuvieron tan impotentes como cualquier zapatero remendón de la multitud. ¿Quién mató en realidad a Eddard Stark, vos qué pensáis?
¿Joffrey, que dio la orden? ¿Ser Ilyn Payne, que blandió la espada? ¿O bien... otra persona?
— ¿Vais a decirme la respuesta del maldito acertijo, o sólo queréis empeorarme esta jaqueca? —Tyrion inclinó la cabeza hacia un lado.
— De acuerdo —dijo Varys sonriendo de nuevo—, ahí va: el poder reside donde
los hombres creen que reside. Ni más ni menos.



Canción de Hielo y Fuego II: Choque de reyes.

31/3/11

Un mundo sin fin #1




Luego, al cabo de una semana, Caris se casaría con Merthin.
Seguía abrigando cierto recelo. La idea de perder su independencia y convertirse en propiedad de otra persona no dejaba de aterrorizarla, a pesar de que sabía que Merthin no era el tipo de hombre que aprovecharía las circunstancias para maltratar a su esposa. En las raras ocasiones en que había confiado sus cuitas a otra persona, a Gwenda, por ejemplo, o a Mattie Wise, le habían dicho que pensaba igual que un hombre. Sea como fuese, la cuestión es que así era como se sentía.
Sin embargo, la idea de perderlo se le antojaba aún más funesta. ¿Qué le quedaría, aparte del negocio de fabricación de paños que no la motivaba en absoluto? Cuando por último Merthin comunicó su intención de marcharse de la ciudad, el futuro le pareció de pronto vacío y se dio cuenta de que sólo existía una cosa peor que casarse con él: no hacerlo.

10/1/11

La alargada sombra del amor #1


Estoy mecánicamente vivo, ya que mis dedos se mueven y mis ojos parpadean.
Sin embargo, siento un profundo vacío. Como si me hubiera bebido una taza de té, se me hubiera hecho añicos en la garganta y me retorciera todos los puntos sensibles del cuerpo, sin tocar los órganos vitales, para que me quede aquí. Veo con claridad la hilera de árboles a la entrada del aparcamiento sacudidos por el viento, con sus sombras retorcidas, pero no oigo nada. Tengo la sensación de que me encojo y crezco al mismo tiempo. De no caber en mi propio cuerpo. Me siento como si yo mismo fuera demasiado grande para mi cuerpo. Es el vacío que se hincha y me hincha. Mis manos tiemblan como una garganta estrangulada. Las obligo a agarrarme los hombros, pero siguen temblando. Me miro las rodillas: parecen dos piedras grandes, y los tobillos dos piedras medianas. Lo demás tiembla. No es frío de verdad, es esa cosa nueva: el vacío.